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Para el mundo es…

-una fría piedra,
-una simple tumba sellada,
-silencio, fracaso y frío,
-la impotencia de Dios,
-el silencio de Dios,
-el fracaso de Jesús,
-su problema resuelto,
-su amenaza sepultada,
-la victoria de la violencia y la mentira,
-la falsa tranquilidad,
-poder esperar otro salvador más cómodo,
-el miedo a que resucite la esperanza,
-la piedra movida que hay que ocultar,
-la manipulación de la verdad de la piedra removida,
-la negación de la verdad de la victoria de Cristo.


Para sus discípulos es…

-el silencio de la Palabra,
-el fracaso de este Mesías,
-la pérdida del Amor,
-la ausencia de Maestro,
-la muerte de la Salvación,
-el desconcierto ante la muerte de Jesús,
-el final de una tragedia irreparable,
-el recuerdo de la propia cobardía ante la Cruz,
-la culpabilidad por el abandono del Inocente,
-el miedo a seguir la suerte de Jesús,
-el final de una vocación,
-el fracaso de una misión,
-el tiempo perdido siguiendo una quimera,
-las fuerzas gastadas en un proyecto frustrado,
-el amor hipotecado en una amistad sin futuro,
-la pérdida de la alegría vivida,
-el olvido de la vida compartida,
-la muerte de la esperanza,
-el futuro incierto y vacío,
-el desamparo ante la vida,
-la impotencia y el resentimiento ante los enemigos,
-el derrumbamiento de la fe y la esperanza.


Para nosotros es…

-el gran silencio de Dios,
-la inacción de Dios ante el mal en el mundo,
-el fracaso de Dios ante los poderosos,
-la victoria del mal sobre el bien,
-el desconcierto de la fe,
-la esperanza frustrada,
-el amor inalcanzable,
-la verdad silenciada,
-el temor al martirio,
-el miedo a la muerte,
-la vida sin sentido,
-la soledad en las adversidades de la vida,
-la tristeza por las gracias perdidas.


Para nosotros debe ser…

-la gran oportunidad de la fe,
-la confianza en las promesas de Cristo
-la esperanza contra toda esperanza,
-el amor que todo lo espera,
-la fe en que todo es posible para Dios,
-seguir caminando por sendas oscuras,
-intuir la acción de Dios más allá de las apariencias,
-mantener vivo el recuerdo de su Palabra,
-esperar en silencio la salvación de Dios,
-estar junto a María y aprender de ella.


Para María es…

-el alma traspasada por una espada,
-el recogimiento y el silencio en fe,
-la oración continua,
-meditarlo todo en el corazón,
-recordar todo lo vivido con Jesús,
-mantener viva la esperanza en la noche más oscura,
-la firmeza ante el mayor dolor,
-la fidelidad inquebrantable a su Hijo,
-la unión fiel a Jesús,
-la vida entregada,
-continuar colaborando en la redención,
-la compasión hacia los amigos descorazonados,
-la esperanza para los discípulos desencantados,
-el modelo para los desesperanzados,
-el consuelo de los afligidos,
-el servicio de una fe firme,
-el cimiento de la nueva comunidad.


Para el Padre es…

-la culminación de la entrega amorosa de su Hijo al mundo,
-el Amor totalmente derramado en la humanidad,
-el gozo pleno de la salvación ya realizada,
-el consuelo de la obediencia y fidelidad del Verbo encarnado,
-la satisfacción por el cumplimiento de todas las promesas,
-el sello de la derrota del enemigo,
-la semilla de salvación depositada en la tierra,
-el silencio previo a la Palabra definitiva,
-la oscuridad más densa que anuncia el amanecer,
-la espera ilusionada de la nueva creación,
-los brazos que esperan en las puertas abiertas del cielo,
-el gozo de recibir a los liberados de la muerte,
-el Espíritu insuflado en los huesos secos,
-la ardiente espera de la Ascensión gloriosa,
-el preludio de la entrega del Espíritu.


Para el mismo Jesús es…

-el cuerpo amortajado e inerte,
-el abrazo final a todo lo humano,
-la aceptación de la oscuridad de la muerte,
-la consecuencia de su entrega plena,
-el signo de que todo esta cumplido,
-el sello de su amor hasta el extremo,
-el final del dolor y la muerte,
-su cuerpo muerto convertido en semilla de vida eterna,
-la victoria escondida en la muerte,
-la derrota del enemigo que creía haber vencido,
-el descenso a lo hondo para salvar a los cautivos,
-el encuentro con los que esperan en el abismo,
-la liberación de los encadenados por la muerte,
-la derrota del que tenía el poder de la muerte,
-el gozo de ver por fin abiertas las puertas del cielo,
-el consuelo de la salvación ya comenzada,
-la piedra que se moverá para hacerlo presente en el mundo,
-la ardiente espera del reencuentro con los suyos,
-el anhelo por derramar desde el Padre el Espíritu Santo,
-el comienzo de la nueva creación,
-el pregusto de la dulzura de la gloria.