Los puntos que siguen no son propiamente un examen de conciencia, sino un material para que cada uno extraiga los aspectos que le permitan confeccionar su propio examen, adaptándolo a su conciencia y su realidad personal.
Descargar este documento en formato PDF
- ¿Me esfuerzo en reconocer mis pecados y limitaciones?, ¿los admito humildemente?
- ¿Me duele haber ofendido a Dios que tanto me ama?, ¿le pido perdón por ello?
- ¿Procuro con todas mis fuerzas evitar no sólo los pecados mortales sino también los veniales y las pequeñas faltas que desdicen de la finura de amor a la que el Señor me llama?
- ¿Amo a Dios sobre todas las cosas, con una entrega total y generosa de mi vida?
- ¿He buscado la gloria de Dios por encima de todo?
- ¿He procurado agradarle siempre, cumpliendo su voluntad, o me preocupo en exceso de mí mismo, de mis intereses y de las cosas temporales?
- ¿Busco de forma permanente conocer y amar a Dios?
- ¿Mantengo constantemente la conciencia de que Dios es mi Padre y habita en mí? ¿Trabajo por cuidar y enriquecer esa conciencia?
- ¿Procuro convertir todas las cosas y circunstancias en actos de adoración y de amor a Dios?
- ¿He buscado a Dios siempre y en todo?
- ¿He mantenido la presencia de Dios a lo largo del día?
- ¿He cuidado el recogimiento o he caído en distracciones, conversaciones vanas o miradas inútiles?
- ¿Busco siempre la voluntad de Dios o me dejo llevar por mi propia voluntad?
- ¿Estoy dispuesto a sacrificar todo a la voluntad de Dios?
- ¿He buscado el gusto sensible de las cosas de Dios por encima de la fidelidad a su voluntad?
- ¿He tomado el nombre de Dios en vano?
- ¿He sido fiel a la oración?:
-¿La he preparado adecuadamente?
-¿He sido generoso en la actitud, postura, tiempo, silencio interior, etc?
-¿He luchado valientemente contra las distracciones, el cansancio o el sueño?
-¿He buscado la comunión de amor con Dios o los consuelos sensibles?
- ¿He cuidado los medios necesarios para la vida interior?:
-La liturgia de las Horas.
-La lectura de la Palabra de Dios.
-La lectura espiritual.
-La formación cristiana y espiritual
- ¿Trabajo por tener una conciencia profunda y delicada?
- ¿Me preocupo porque el reino de Dios crezca en mí?
- ¿Espero la redención eterna?
- ¿Soy pobre delante de Dios, aceptándolo todo de su mano?
- ¿Soy consciente de los dones de Dios y vivo agradecido por ellos?
- ¿Acepto con humildad las gracias y alegrías que Dios me regala?
- ¿He tratado de reconocer las gracias que Dios me concede o he abusado de ellas, arriesgándome a caer en el endurecimiento espiritual?
- ¿He secundado con generosidad y prontitud las gracias y mociones que he recibido de Dios?
- ¿He sido consciente de la misión que Dios me ha encomendado en el plan de salvación? ¿Me he esforzado en cumplirla fielmente?
- ¿He confiado en Dios en todo momento, especialmente en las dificultades? ¿He visto todo como venido de su mano, aceptándolo con gratitud?
- ¿Me he planteado objetivos y propósitos con excesiva fuerza y con falta de humildad, sin esperar con paciencia que Dios colme los deseos que ha puesto en mí según su voluntad?
- ¿He confiado plenamente en Dios, sobre todo en las dificultades?
- ¿Me he sentido agobiado por hacer lo que, en definitiva, depende de Dios, descuidando lo que depende de mí?
- Además de confiar en Dios, ¿he tenido un exceso de confianza en mí mismo?
- ¿Acepto humildemente la aridez y las pruebas del espíritu, sirviéndome de ellas para purificarme del pecado y fortalecer mi fe?
- ¿He sido especialmente generoso con el Señor y empeñado en seguirle cuando ha llegado el importante momento de la purificación en la que él me llamaba a una mayor entrega para crecer interiormente y avanzar hacia la santidad?
- ¿Se nota en mi vida el cambio entre los tiempos de fervor y los tiempos de oscuridad, prueba o purificación?
- ¿He recortado mi entrega al Señor y al prójimo cuando no he tenido el impulso sensible de la gracia, o he sido especialmente generoso poniendo más amor y empeño?
- ¿Acepto las dificultades que supone seguir a Jesucristo?
- ¿Participo frecuente e intensamente de la Eucaristía?
- ¿Amo, respeto y defiendo a la Iglesia?
- ¿Coopero con todas mis fuerzas y mi oración a la santidad de la Iglesia? ¿Aporto mi ayuda a su sostenimiento material?
- ¿Cumplo en la medida de mi vocación, posibilidades y circunstancias, la misión de extender el Evangelio al mundo entero?
- ¿Me he mostrado abiertamente cristiano en mi vida privada y pública? ¿He dado testimonio de mi fe ante los demás?
- Mi vida, mis palabras y mis obras, ¿manifiestan el amor de Dios a los hombres?
- ¿Se ordena mi vida al reino de Dios, de forma que vivo como peregrino que camina hacia el cielo?
- ¿Vivo seriamente el espíritu de las bienaventuranzas como expresión del seguimiento de Jesucristo?
- ¿Cómo actúo frente a los atractivos del mundo?: ¿intento mantener una mirada evangélica frente a las ideas y corrientes materialistas del mundo?
- ¿He mantenido una actitud positiva, alegre y esperanzada como fruto de una mirada sobrenatural? ¿He sabido descubrir siempre lo bueno en todo y en todos o me he fijado más en lo negativo?
- ¿Procuro crear buen ambiente a mi alrededor o me dejo influir por el ambiente exterior?
- ¿He aceptado con alegría los sufrimientos y dificultades de la vida, ofreciéndolos a Dios o me he rebelado, eludiendo mi responsabilidad?
- ¿He abrazado la cruz con amor generoso?
- ¿He deseado o pedido a Dios que me libre de las dificultades, tentaciones o sufrimientos para estar cómodo, no buscando ser grato a Dios?
- ¿Lucho seriamente contra las tentaciones y el mal en sus diversas formas o me permito jugar con ellos?
- ¿Me he quejado o impacientado por no tener los consuelos espirituales que desearía?
- ¿He aceptado la cruz con alegre y pronta docilidad, sometiéndome a la voluntad de Dios o me he rebelado de alguna forma?
- ¿Me he sentido feliz de poder ofrecer a Dios los sacrificios que he encontrado en el camino, sin vanagloriarme por ello?
- ¿He aprovechado la cruz para amar más abnegadamente a Dios y al prójimo o me ha llevado a centrarme en mí mismo?
- ¿He abrazado mi cruz como participación de la de Cristo e instrumento de purificación, pobreza y redención?
- ¿He exagerado mis padecimientos, procurando hacerme notar?
- ¿He reconocido y adorado la presencia amorosa de Dios en todo, especialmente en la cruz?
- ¿Estoy generosamente dispuesto para el trabajo y el sacrificio que me reclama la vida?
- ¿He mortificado mis sentidos, deseos y pasiones para acompañar al Señor en la cruz y crecer espiritualmente?
- ¿He sido austero en la comida, el descanso, las distracciones, etc.?
- ¿Me he creído mejor que los demás o superior a ellos?
- ¿He sido el centro de mi vida, buscándome a mí mismo en lo que he hecho?
- ¿Me he fijado excesivamente en mis cualidades, dificultades, méritos, etc.?
- ¿Me he preocupado o he hablado innecesariamente de mí y de mis asuntos en lugar de estar más atento a los demás?
- ¿Procuro, siempre y en todo, hacer actos de amor a Dios y al prójimo o busco ocasiones de buscarme a mí mismo y liberarme del amor como si fuera una carga?
- ¿Reconozco algún impulso meramente natural en las aspiraciones de la vida espiritual?
- ¿Existe alguna sensibilidad puramente humana en las alegrías, temores y esperanzas de mi vida?
- ¿He tenido un excesivo interés en alegrías, compensaciones mundanas, aunque no sean ofensivas para Dios?
- ¿Me he permitido gozar de algo a lo que sabía interiormente que debía renunciar por amor al Señor?
- ¿He buscado alguna forma de satisfacción mundana, incluso legítima, pretendiendo pequeños éxitos?
- ¿He caído en la susceptibilidad?
- ¿He sido autoritario o engreído?
- ¿He sido curioso?
- ¿Me he dejado llevar por la cualquier superstición (como horóscopos, espiritismo, etc.), poniendo en riesgo la calidad de la fe?
- ¿Actúo con espíritu de servicio o me sirvo de los demás para mis fines?
- ¿He prestado alguna atención a las habladurías o a las modas y novedades del mundo?
- ¿He juzgado favorablemente mi proceder y con dureza el ajeno?
- ¿El amor al prójimo es consecuencia sólo de un movimiento natural de compasión o simpatía, o expresión del amor de Dios que ha derramado en mi corazón?
- ¿Coopero con todas mis fuerzas al crecimiento y la santidad de aquellos que Dios me ha encomendado?
- ¿Busco hacer el bien o que me quieran?
- ¿Soy bondadoso en mis pensamientos, palabras y acciones?
- ¿He inclinado a otros a pecar con mis palabras o comportamiento?
- ¿He dado mal ejemplo o he desedificado a los demás con palabras o acciones?
- ¿He procurado hablar bien de todos o he consentido en juicios, críticas, murmuraciones o calumnias?
- ¿Siembro en mis conversaciones la enemistad o la inquietud?
- ¿Juzgo a los demás interior o exteriormente?
- ¿Acepto al prójimo con sus defectos y limitaciones?
- ¿He tratado a todos por igual o tengo acepción de personas?
- ¿He ayudado a todos los que lo necesitaban?
- ¿He ayudado delicadamente o he procurado hacerme notar?
- ¿He estado atento a las necesidades de los demás?
- ¿Procuro el bien de los más cercanos, familiares, amigos…?
- ¿Respeto al prójimo?, ¿respeto su vida, su libertad, su manera de ser, su fama?
- ¿Me he aprovechado de los demás?
- ¿Me he irritado interior o exteriormente?
- ¿He tratado de imponer mi voluntad a los demás?
- ¿He deseado desordenadamente bienes materiales o espirituales de otros?
- ¿He consentido en desear algún mal al prójimo?
- ¿Cómo me comporto con los que me hacen daño? ¿Les amo, procuro su bien y rezo por ellos?
- ¿He perdonado y he procurado olvidar las ofensas y daños que me han hecho?
- ¿Pido perdón a los demás cuando es necesario?
- ¿He sido discreto al hablar de los demás?
- ¿He sido paciente con las deficiencias del prójimo, las dificultades de la vida y mis propias limitaciones?
- ¿Me he enfadado o impacientado por mis imperfecciones y faltas, como si quisiera convertirme en santo en un solo día?
- ¿Mi paciencia es alegre e inquebrantable o es un simple «aguantar»?
- ¿Pierdo la paz por la falta de progreso en la virtud o porque no he alcanzado la perfección?
- ¿Hay impaciencia, inquietud, prisa o precipitación en poner los medios espirituales para progresar?
- ¿Me he inquietado porque las cosas no hayan salido según mis planes? ¿He caído en el perfeccionismo?
- ¿He reprochado alguna cosa a alguien?
- ¿Me he quejado?
- ¿Me he excusado?
- ¿Me he enfadado, molestado o impacientado por un mal entendido celo que me he haya llevado a estar al acecho para censurar a los demás con amargura o inquietarme por las faltas del prójimo?
- ¿He sido justo y equitativo con el prójimo?
- ¿He defendido a los oprimidos?
- ¿Ejerzo mis funciones con espíritu de servicio?
- ¿He cumplido mis deberes cívicos?
- ¿He conducido el coche con prudencia y respeto hacia los otros?
- ¿He sido pobre en el empleo de mi dinero, energías, y dones que Dios me ha dado? ¿He sido ordenado en mi tiempo y con mis cosas?
- ¿Comparto mis bienes con los necesitados?
- ¿Me he entregado a los demás generosamente o me he reservado energías, tiempo, dinero, etc.?
- ¿Valoro el esfuerzo y la fidelidad o pretendo resultados por encima de todo?
- ¿El trabajo, el cumplimiento del deber, es para mí un servicio amoroso a Dios Padre?
- ¿Me afano porque la justicia, el bien y la santidad se hagan presentes y crezcan en la tierra?
- ¿Procuro superarme o me acomodo y dejo llevar?
- ¿He cumplido mi deber con sencillez y generosidad?
- ¿Trabajo para que se haga presente el reino de Dios en el mundo?
- ¿Cumplo mis deberes de estado con paz y serenidad, o con impetuosidad y precipitación?
- ¿Realizo mi trabajo con puntualidad, responsabilidad, paciencia y alegría?
- ¿Trabajo por corregir mis malas inclinaciones?
- ¿He sido perezoso?
- ¿He caído en la ociosidad?
- ¿He conservado un espíritu evangélico caracterizado por la alegría constante y la sencillez en el trato?
- ¿He comunicado paz y alegría a los que me rodean o los he entristecido o preocupado?
- ¿He sido fiel y delicado en la entrega de todo mi ser al Señor?
- ¿He aceptado gozosamente la soledad, la incomprensión, etc?
- ¿He cuidado la castidad como expresión de mi amor al Señor y de mi condición de templo suyo?
- ¿He ofendido a Dios con alguna falta contra la pureza?
- ¿He buscado o permitido afectos, amistades o relaciones que, aun siendo buenos, han dificultado el crecimiento en el amor de corazón indiviso a Dios?
- ¿He buscado compensaciones afectivas para huir del solo y puro amor de Dios, sobre todo en los momentos de mayor sequedad espiritual?
- ¿He sido delicado en mis conversaciones, posturas, vestido y trato con los demás?
- ¿He actuado con rectitud de intención?
- ¿Son limpias y evangélicas mis motivaciones?
- ¿He dejado de actuar con autenticidad y libertad por quedar bien ante los demás o por respeto humano?
- ¿Soy sincero en lo que digo y hago o he mentido o disimulado la verdad?