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-creer firmemente en el Dios que nos ha mostrado Jesucristo,
-buscar a Dios como lo único necesario,
-vivir con la mirada fija siempre en Dios,
-dejarme conquistar por su amor,
-confiar ciegamente en él,
-darme incondicionalmente a Dios,
-alegrarme de pertenecerle totalmente,
-adherirme plenamente a su voluntad,
-serle fiel, aunque no lo vea,
-vivir en manos de la providencia divina,
-no oponer resistencias a la gracia,
-relativizar todo lo que no es Dios,
-acallar en mi interior todo lo que intente destacar sobre Dios,
-mirar todo con los ojos de Dios,
-ver a Dios en todo,
-fiarme de Dios por encima del mundo y las apariencias humanas,
-dar sentido evangélico a la vida, a los sufrimientos, a las dificultades, y a todo,
-lanzarme en la oscuridad de la noche, siguiendo la luz que un día vislumbré, aunque no sepa a donde me va a llevar,
-sobrellevar con alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos que conlleva la fidelidad a Dios,
-caminar, luchar y sufrir con la sonrisa en los labios,
-levantarme enseguida cuando caigo,
-mantener el rescoldo divino que ilumina y consuela en las luchas más terribles de la vida,
-hacer que mi vida transparente a Dios en todo,
-disponerme gozosamente al encuentro definitivo con Dios en el cielo.